Era una casa preciosa. De paredes que fueron blancas. De techo rojo. Pero pintada ahora con los colores del tiempo. Con pinceladas de la paleta de la naturaleza. Verde musgo. Ocre terroso. Negro descascarillado. Que hacían que pareciera más vieja de lo que era en realidad. Como un tesoro hundio, sacado a la superficie desde el fondo del océano. Besado por ballenas y percebes. Envuelto en silencio. Respirando burbujas a través de sus ventanas rotas. "EL DIOS DE LAS PEQUEÑAS COSAS" ARUNDHATI ROY |
ENFOCA LA VIDA Y ENCUENTRA EL ARTE. DESENFOCA EL ARTE Y PERMANECE, INMUTABLE, LA VIDA. SÓLO HAY QUE RETRATARLA.
PARA LOLA, CON QUIÉN TANTO HE VIVIDO.
NORUEGA: EL HOMBRE DEL MAR
Suscribirse a:
Entradas (Atom)